Notes
Hay que sanarse y educarse a sí mismo para quedar libre de dos plagas igualmente abominables: la costumbre de obedecer y el deseo de mandar. Con almas de esclavos y de mandones no se va sino a la esclavitud o a la tiranía.
Los museos deberían estar abiertos hasta la medianoche. No quiero ir a fiestas, quiero ir a ver arte.
Sobre Weltschmerz
El polvo estelar es, en Weltschmerz, un tejido poético. El sonido atraviesa y desgarra lo que acontece, como una bola infinita de sucesión.El libro nombra a la bestia, el grito originario que se diluye en un presente de mercenarios y bosques esclavos.
La realidad es la operación de un código en un paisaje artificial: todo es máquina de lenguaje que arma el simulacro. Hay ramificaciones, movimientos de organismos, hongos, “todo nace y muere dentro de sí y para sí en un instante”.Una consciencia de que la flor nos escucha debajo de la tierra, porque todo desciende en este libro: abajo, lo subterráneo es como el universo expandido.
Entonces aparece una oscuridad que es un todo donde el sonido vibra, a la vez que aparecen “cabezas / que caen estruendosas”.El rugido multidimensional se expande en ecos de terror y en el sonido que “rompió la atmósfera”: hay acá una poética que reúne la violencia del verdugo y el origen infinito del universo. En este tiempo de múltiples capas queda resonando un verso: “un día tendremos que devolver todo lo que tomamos”.
Maria Paz Guerrero
Colombia